¡Por fin
es viernes! Algo que agradezco pues, en mi caso, ha sido una semana bastante
intensa. Tanto ha sido así que creo que durante estos siete días he envejecido
catorce. He estado mirándome en el espejo y, aunque a simple vista, no se
percibe ningún nuevo desperfecto sigo teniendo mis dudas. Yo creo que mis
telómeros se han acortado más de lo recomendable durante esta semana. ¿No
sabéis lo que son los telómeros? Hasta hace poco tiempo yo tampoco lo sabía,
pero he aprendido unas cuantas cosas sobre ellos. Enseguida os cuento cómo,
pero antes quiero haceros una pregunta. ¿Alguna vez os habéis quedado mirando
fijamente vuestro reflejo o una foto con vuestra mejor cara y habéis deseado
quedaros así para siempre? Yo sí, narcisista y superficial que es uno.
El caso es
que hace tres semanas me sumergí en la lectura de un nuevo libro, movido por la
curiosidad que un tema como la longevidad me provoca, y lo que me he encontrado
es una más que estupenda novela, sumamente entretenida, renovadora, con una
narración muy ágil, unos personajes que se salen de las páginas y un trabajado
esmero por transportarnos a los lugares, presentes y pasados, que aparecen en
la historia. De hecho, no es difícil adivinar un gran trabajo de documentación
previo a la escritura de la novela.
“La Saga
de los Longevos (La Vieja Familia)” de Eva
García Saénz fue uno de los “hits” literarios de Amazon, ocupando los más
altos puestos en su edición digital durante mucho tiempo, poniéndose a la
altura de autores ya consagrados. Pero la cosa no se quedó ahí. Tal fue el
éxito que el salto al mundo editorial (ese que increíblemente ¡desconoce mi
existencia!) terminó siendo el siguiente paso lógico. Así es cómo La Esfera de
los Libros terminó publicando el título en papel. Podría decirse que semejante
camino hacia el éxito para una autora novel era más que suficiente, pero nada
más lejos de la realidad. El interés por “La Saga de los Longevos” ha llegado
incluso a traspasar las fronteras de nuestro país. Ahí es nada.
¿Y qué es “La
Saga de los Longevos”? Seguro que os lo estáis preguntando, os conozco ya como
si os hubiese parido… si tuviese capacidad para ello, claro está. Pues “La Saga
de los Longevos” es una novela de suspense científico aunque también podría
decirse que tiene algo del género histórico; claro que tiene muchos
ingredientes que podrían emparentarla con el mundo de la novela romántica al
tiempo que, en ciertos momentos, tiene ciertos toques fantásticos. ¿En qué
quedamos entonces? Pues es todo eso y mucho más.
La
narración nos lleva al Santander actual, ciudad a la que Adriana llega desde el
Museo Nacional de Arqueología de Madrid, después de quince años yendo y
viniendo de excavación en excavación, forjándose una férrea carrera profesional
que nada tiene que ver con los socavados cimientos de su vida personal, marcada
por el enigmático suicidio de su madre años atrás y cuyos motivos continúan
siendo un misterio hasta la fecha.
En
Santander no tardará en ser contratada en el Museo de Arqueología de Cantabria,
en parte gracias a su envidiable trayectoria y en parte gracias a la
recomendación de su amiga Elisa, integrante también de la plantilla del museo. Adriana
hallará en su nuevo trabajo renovados retos y oportunidades, pero nada
comparable al encuentro con el que será uno de sus jefes, Iago del Castillo,
responsable de la sección de Prehistoria del museo.
Lo que
Adriana no sabe es que el carismático personaje no tiene los treinta y pocos
años que representa. La realidad de este hombre es que se trata de un longevo de
10.300 años, algo que ni con el mejor de los bisturís se consigue, que también
lucha contra sus propios fantasmas al verse arrastrado, en contra de su
voluntad, a llevar a cabo una investigación genética. Su hermano Jairo,
conflictivo escita de casi 3.000 años, y su hermana Lyra, escurridiza celta de
2.500 años, cansados de enterrar a sus familias efímeras a lo largo del tiempo,
están obsesionados con identificar la mutación que detiene su envejecimiento en
torno a los treinta años para poder, así, tener hijos también longevos. El
rechazo de Iago hacia estas intenciones tiene el único apoyo de su padre
Héctor, posiblemente el hombre más antiguo del mundo.
Entre
Adriana y Iago surge una intensa atracción que, cada uno por sus motivos,
intenta ignorar. Pero cabeza y corazón casi
nunca van de la mano, a Dios gracias, y terminarán por dar rienda suelta
a sus impulsos más primarios. Lo que no imagina ninguno de los dos es que sus
respectivos pasados marcarán para siempre su destino. Cuando por fin descubran
la cruel realidad, cuando por fin consigan reaccionar, las consecuencias de sus
actos no se harán esperar.
Como veis,
la trama llama a profundizar en ella. Personalmente la he disfrutado muchísimo.
Antes lo he dicho y lo repito ahora. Se adivina un gran trabajo de
documentación, tanto a nivel histórico, algo visible en los pasajes
pertenecientes a la vida pasada de los personajes longevos, como a nivel
científico, con detalles acerca de las investigaciones, que me han llevado a
conocimientos de los que yo carecía. Por ejemplo, los mencionados telómeros,
que son los extremos de los cromosomas y que tienen mucho que ver en el proceso
de envejecimiento. Por supuesto, estas nociones científicas son muy básicas,
pues para quien quiera profundizar en el tema existen numerosas publicaciones
especializadas en el tema y esto es, sobre todo, una novela.
La trama
es totalmente adictiva y la escritora consigue algo que siempre valoro en las
novelas que leo, y que yo mismo intento poner en práctica en las mías propias,
y esto es que en las partes en las que la acción es más comedida o más baja
consigue mantener
el interés a base de desarrollar diálogos entretenidos y de
introducir detalles llamativos. Como ejemplo destacaré una sesión de grafología
protagonizada por Adriana que me ha arrancado alguna que otra sonrisilla o una
comparación entre el juego del ajedrez y el juego de la seducción que me ha
parecido genial. Detalles como esos siempre me han encantado y aquí hay unos
cuantos.
En
definitiva, puede decirse que Eva García
Saénz apunta alto con esta su primera novela, una obra sumamente
entretenida que nada entre las aguas de la historia, la ciencia y el romance.
Hay por ahí quien dice que no es ninguna obra maestra. La verdad, ni falta que
le hace.
Sí que pinta bien. Me lo apunto para esta semana santa.
ResponderEliminarY te felicito, que hasta haciendo reseñas tienes gracia.
Ya te digo, totalmente recomendable. Uno empieza a leer y, casi sin saber cómo, queda atrapado por la historia. Así que ya sabes, ya tienes lectura para Semana Santa.
EliminarGracias por lo de la gracia.
Un saludo!
A mí también me ha pasado esta semana que parece que he envejecido más de la cuenta, pero ya se me pasó esa sensación y ahora creo que no, que sólo estaba un poco plof.
ResponderEliminarJeje... Pues yo, por si acaso, me he ido de cabeza al congelador y allí me he quedado un par de horas, hasta que el motor de la nevera saltó por los aires. Ahora tengo una sonrisa amplia y gélida.
EliminarUn abrazo, Zavala!
Muy buena reseña, Mr. M. Agendada novela y autora. ¡Gracias!
ResponderEliminarCreo que no vas a arrepentirte. Además, aunque son casi seiscientas páginas, se lee muy rápido, que ya sé lo ocupado que andas últimamente.
EliminarUn abrazo!