¡HOLA MISTERCITOS! ¿Seguís ahí o habéis volado todos en
pedazos? Yo lo he hecho, pero he vuelto a juntar los trocitos y aquí estoy de
nuevo, listo para comenzar una nueva etapa. De hecho la tengo ya preparada, con
su cinta roja para cortarla el día de la inauguración.
La última vez que escribí en el blog no contaba con
desaparecer de un día para otro, pero la vida no siempre tiene en cuenta tus
consideraciones y las cosas suceden del modo que mejor les parece. Sé que
podría haberme despedido, contaros lo que estaba pasando, pero uno es una
estrella y las estrellas no se despiden. Se piran sin más y ya está.
Ahora en serio. Han sido dos años de ausencia, pero dos años
en los que no he dejado de aprender de la vida, de alegrarme con sus caricias,
de enfadarme con sus patadas, de estar eufórico, de estar apático. He estado
observando todo lo que ocurre a mi alrededor, he comprobado que la mala gente
parece ser peor, pero también la buena gente se esfuerza por ser mejor. Podría decirse que el mundo va a peor, pero
los que luchan por mejorarlo lo hacen con mayor ímpetu si cabe, así que hay
esperanza. Eso no quita que poner la televisión, leer los periódicos, escuchar
las noticias en la radio o echar un vistazo a la prensa digital se convierta
muchas veces en un acto de fe. A veces
cruzo los dedos esperando escuchar una buena noticia, una de verdad. Creo que
voy a dejar de hacerlo, se me están empezando a deformar de tanto cruzarlos.
Pero es entonces cuando, de repente, un acto de bondad de alguien completamente
anónimo se convierte en titular, cuando alguien en peor situación que la
nuestra demuestra que siempre se puede seguir hacia delante, cuando alguien con
menos medios hace más de lo que nosotros hemos hecho nunca. Por supuesto, luego
siguen dando noticias de chorizos, charlatanes, estafadores, dictadores y gente
intransigente. Vuelves entonces a darte cuenta de que el mundo está entrando en
unos tiempos que empiezan a dar miedo, pero ya lo haces con algo de esperanza.
Luego sales de tu casa y compruebas que la gente sigue
siendo tan mal educada, individualista y egoísta como siempre. Pones un pie en
la calle y a los diez minutos estás deseando comprarte un bosque en el que
perderte para siempre pero, entonces, alguien choca contigo, se gira, te sonríe
y se disculpa y ahí te das cuenta de que todavía hay esperanza.
Vas a trabajar, a nadie le importa si estás bien o mal, si
no estás en tu mejor día. Sólo les preocupa tu rendimiento, tu disposición y tu
buena voluntad para con la empresa, esa buena voluntad que ellos nunca emplearán
contigo, pero cuando menos lo esperas, alguien viene y se interesa por ti y,
aunque tú digas que estás bien, se da cuenta de que no lo estás y te dedica
unas palabras de ánimo y entonces sabes que todavía queda esperanza.
Vuelves a casa de malhumor y allí las cosas no son mucho
mejores. Todo son problemas y contratiempos. Te enfadas más todavía y te
enzarzas en una discusión. Pero entonces os dais cuenta de que malgastar el
tiempo en reñir os resta horas de disfrute y entonces os comprometéis a no iros
a dormir esa noche con resentimientos y ahí entiendes que hay esperanza.
¿Qué quiero decir con todo esto, mistercitos? Pues que no os
dejéis desesperar por los problemas, hasta en los mayores estercoleros crecen
flores y en este mundo, muchas veces desalmado, hay más gente buena de lo que
parece. Tened en cuenta esto, la vida es como los espejos. Sonreídle y os
sonreirá, ponedle mala cara y os devolverá una imagen siniestra. Por eso, esta
nueva etapa va dedicada a todas esas personas, a toda esa gente anónima que no ocupa titulares en los periódicos y que
cada día de su vida se esfuerzan por sacar de sus semejantes, al menos, una
sonrisa. Va por vosotros.
En cuanto a los otros, lo zafios, los déspotas y los
prepotentes tan sólo decirles que el mundo no está en peligro por culpa de las
malas personas sino por aquellos que permiten la maldad. Tened cuidado, tal vez
un día se os acabe la buena racha.
Pensad sobre todo esto y prometed que mañana intentaréis
hacer que al menos una persona se sienta bien. Luego podéis contármelo aquí.
Hasta entonces, no os vayáis muy lejos. Volveré pronto. A partir de ahora no
escribiré como lo hacía antes, que publicaba prácticamente a diario, pero
tampoco dejaré que pasen otros dos años hasta el siguiente post. Nos vemos en
unos días, con cositas nuevas que poco a poco os iré mostrando hasta llegar a
lo que yo llamo “el momentazo”. Os va a encantar, pero eso será un poquito más
adelante. De momento un abrazo y…
¡Empezamos de nuevo, mistercitos!
Bienvenido otra vez.
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