Aunque la más feliz de todas es la Gran Madre M, la mujer que abrió la puerta a este mundo a su hijo, al Mistercito. Y es que algo así no se pare todos los días. ¿Que madre puede presumir de haber parido a ese que cambió el mundo con sus letras, a ese que dio un vuelco a lo que significa escribir una novela? La mía no, por supuesto. Mis logros no llegan a tanto, aunque puede que ya esté en el camino. Cada día un poquito más cerca.
Lo que sí que se está acercando es la fecha de publicación de "Sábado Noche en la Galaxia" y hoy me ha parecido el día más indicado para compartir con vosotros un extracto de la novela. ¿Por qué? Pues por que se trata de un fragmento que rinde homenaje a todas las madres del mundo, mostrando que su abnegación no conoce límites y que el cuidado que ponen en sus hijos merecen un reconocimiento especial. Sabéis de lo que hablo, ¿verdad? Me refiero a esa clase de amor que sólo ellas conocen, un amor que nunca pide nada a cambio, el amor más puro de todos.
Así pues, os invito a que sigáis leyendo porque lo que viene a continuación es sólo una pequeña muestra de lo que está por venir. "Sábado Noche en la Galaxia" será la caña.
Y ahora os dejo, porque tengo una semana por delante para preparar una cita con una mujer muy especial y no estoy hablando de mi madre. Mi próximo sábado noche será con ella... Ella... Es tan... tan... ¿Cómo describirla? Ya sé! Por sus tatuajes la conoceréis.
Un saludo, mistercitos!
Entonces sus elucubraciones
y padecimientos se desintegraron ante la súbita aparición, desde el interior
del bar, de un joven impulsado por una fuerza oculta que le obligaba a hacer equilibrios
para no besar el suelo. Segundos después una mujer, la fuerza oculta, de unos
cuarenta y pocos años surgía iracunda de las entrañas del local.
—¡Tira para casa, que te
vas a enterar de cómo las gasto yo! —Dijo soltando un manotazo en la nuca del
chaval, que trataba de protegerse con los brazos.
—Ya te vale, ¿no? —Dijo el
muchacho—. ¿Me sigues hasta aquí para espiarme cuando estoy con mis amigos? Es
ya lo último.
—Como si estás con todos
los líderes del G8.
—Me estás avergonzando.
—¿Qué yo te estoy
avergonzando a ti? ¡Qué osadía más grande la tuya! —Dijo la mujer lanzando una
nueva descarga de guantadas sobre el joven—. ¡Yo soy la que se avergüenza de
ti! ¿Sabes lo qué me ha supuesto verte metiéndote esa mierda por la nariz?
Desgraciado, que eres un desgraciado.
—¿Y tienes que venir hasta
aquí para decírmelo? —Protestó el muchacho.
—Necesitaba pillarte con
las manos en la masa porque, si no, nunca ibas a reconocer la verdad.
—Pues ya me has pillado.
¿Puedo volver ahora con mis amigos?
—¿Con tus amigos? ¿Pero eso
es lo único que te importa? —Nueva carga de cañonazos—. A esos no vas a volver
a verlos en tu vida. El lunes mismo te ingreso en un centro de desintoxicación.
—Ni de coña —se plantó él.
—Tú eliges. O centro de
desintoxicación o te desintoxico yo a hostias —la mujer iba lanzada ya con los
golpes, persiguiendo al joven en círculos—. Y ahora mismo nos vamos para casa,
tenemos mucho de lo que hablar.
—¿Y no lo podemos hablar
mañana cuando me levante?
—¡No! Contigo las cosas
tienen que ser en caliente. Si dejo que pase el tiempo estaremos como siempre,
que ni metiéndote la aspiradora por la garganta soy capaz de sacarte más de
cuatro palabras seguidas.
—Es que no sé por qué
tienes esa obsesión de hacerme hablar. ¿Quién te crees que eres?
—¡Soy tu madre!
—¿Ah, sí? ¿Y entonces
puedes decirme por qué follamos todas las noches?
—¿Y todavía me lo preguntas?
Con tanta puta como hay por ahí suelta, no me agrada la idea de que me
aparezcas un día con ladillas, gonorrea o algo peor. Así que lo mejor es que tu
madre se haga cargo de ti, como siempre lo ha hecho. Digo yo que sí sales de
casa ya servido y satisfecho, no tendrás ganas de irte por ahí con cualquiera.
—Pues tienes razón, no me
quedan ganas, pero ya me estoy cansando de eso. Mamá, entiéndelo, quiero probar
algo nuevo, conocer chicas, relacionarme con ellas…
—¡Ah, no! No vas a
refregarte entre las piernas de cualquier zorrasca mientras tu madre siga
teniendo la capacidad de abrir las suyas.
—¡Joder, mamá! Es que es
asqueroso.
—¡Ten un poco de respeto,
que soy tu madre! —Gritó la mujer cayéndole de nuevo a golpes—. ¿Cómo puedes
ser tan desagradecido? Desde que tu padre nos dejó no he tenido ojos más que
para ti. Además, cuando eras pequeño tenía que tocarte la polla para bañarte,
¿no? Pues esto es parecido. Así que ya lo sabes, mientras yo siga viva no
necesitas estar con otra mujer.
—Pues me acostaré con
hombres.
—¡Eso! ¡Lo que me faltaba!
Cocainómano y maricón. ¡Es que no hago carrera de ti! —Los manotazos salían de
la mujer ya de forma mecánica—. ¿Qué es lo que quieres? ¿Acabar conmigo? Porque
si es eso te advierto que estás a punto de conseguirlo.
—La culpa es tuya, que no
lo entiendes. Algún tipo de placer tengo que buscar fuera de casa y, como has
convertido el sexo en algo tan cotidiano como el andar en zapatillas, no me has
dejado más alternativa que tirarme a las drogas.
Ejem... feliz día de la madre Mr!! ¡Por Dios! Y porque de todo hay en la viña del señor jajaja. ¡Y yo pensando en ramos de flores!
ResponderEliminarLa escenita no tiene desperdicio. A esa señora no le daba ni los buenos días.
Un abrazo
Jajaja... Creo que los ramos de flores están ya muy vistos.
EliminarLa escenita, en realidad, pretende ser una especie de crítica a esas madres sobreprotectoras, a las que lo único que les queda por hacer es lo que hace esta mujer. De hecho, toda la novela es una crítica en sí a nuestra sociedad, una crítica oculta tras la comedia, pero que está ahí para quien sepa verla. En "Plato Frío" los dardos iban en contra del sistema laboral de nuestro país y en "Sábado Noche..." son otros los aspectos de nuestra vida diaria los que trato de poner en tela de juicio. Espero haberlo conseguido. A ver qué ocurre cuando la novela salga a la luz.
Un abrazo!
Tu fragmento es muy, muy provocador. ES dudoso que sea una entrada especial para el día de las medres, pero que causaste una fuerte impresión, no te quepa la menor duda.
ResponderEliminarTe aviso que arranqué plato frío ;)
Saludos.
Por supuesto, lo del día de la madre era sólo una vil excusa. La intención era la que tú dices, causar algo de impresión aunque, eso sí, encuentro la escena entrañable en cierto modo.
EliminarMe alegra saber que ya le has hincado el diente a "Plato Frío". Espero que la disfrutes muchísimo y estaré encantado de conocer tu opinión.
Un abrazo!
¡Uhhh! Qué buena pinta tiene ese fragmente, por favor. Ah, no, la que se viene con «Sábado Noche...»; los dos personajes que nos presentás, ya te digo, son entrañables.
ResponderEliminarEsperando la publicación...
¡Eso mismo pienso yo! Yo también encuentro entrañables a los personajes, me gusta ver que estamos en la misma onda.
EliminarY sí, espero que la que se viene con "Sábado Noche..." sea gorda, muy gorda. La intención es liarla un poco.
La tendrás muy pronto.
Un abrazo!
Dios, ese diálogo es una pura mezcla de drama, ridículo y surrealismo. Yo mismo lo podría haber firmado con tu permiso.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Creo que ya te lo he comentado alguna vez. Encuentro en tu escritura algunos puntos comunes con la mía.
EliminarSaludos!
Si toda la novela va a ser así estoy seguro de que me voy a desternillar. Grande tu imaginación. Saludos.
ResponderEliminarYo también estoy seguro de que lo harás. Gracias por tu comentario. :)
EliminarParece que has subido el nivel de transgresión con respecto a Plato frio. Y me gusta. Creo que Sabado noche en la galaxia va a tener un punto irreverente que la va a hacer especial.
ResponderEliminar"Plato Frío" era transgresora en un modo y "Sábado Noche..." lo es en otro. Más bien la veo más políticamente incorrecta y más vulgar, algo que me encanta y que espero que a vosotros os haga disfrutar.
EliminarUn saludo!