martes, 15 de abril de 2014

RELATO: INDOLENCIA

Hola, mistercitos! ¿Cómo estáis? A medida que la primavera va avanzando mi sangre más se va alterando. Es como si todo lo que me rodea fuese percibido por mis sentidos con mayor intensidad, haciendo que cada vivencia, cada experiencia sea doblemente placentera, doblemente intensa. Y hablando de intensidad, la historia que hoy os traigo es potente a todos los niveles. "Indolencia", un relato de desamor, venganza, ausencia de sentimientos y voyeurismo impuesto. Para mí, lo mejor de todo es el final. ¿Qué os parece a vosotros? No dejéis de mostrarme vuestros pensamientos. Nos vemos en breve, mistercitos. Un saludo. 






Gabriel abrió la puerta. Lara entró en la casa. Él volvió a cerrar y, sin pronunciar palabra, empezó a caminar. Ella le siguió en su recorrido hasta el dormitorio, un pequeño cuarto profusamente decorado y en el que los elementos inspirados o recordatorios de los años 80 eran numerosos y variados.
–¿De qué querías hablar? –preguntó él cerrando la puerta y sentándose en la silla junto a la misma.
–Ya te lo he dicho por teléfono. Tenía ganas de verte –respondió Lara.
–¿Para qué?
–Lo sabes.
–Sí, pero quiero oírtelo decir.
–¿Eso va a causarte más placer? De acuerdo, quiero volver contigo.
–¿Volver? ¿Así es cómo llamas a un revolcón de una noche para desaparecer por la mañana hasta la próxima ocasión?
–No. Esta vez es distinto. Estoy hablando de retomar lo nuestro, de empezar de nuevo.
–¿Piensas que voy a creerte?
–Eso esperaba, siempre lo haces.
–¿Lo ves? Ya lo estás haciendo otra vez.
–¿El qué?
–Lo mismo de siempre. Vienes aquí sabiendo que me engatusarás, hacemos lo que tú quieres y luego te vas. ¿Qué crees que soy? ¿Tu consolador personal? Pues se me están acabando las pilas.
–Venga, no seas niño –sonrió ella con preponderancia.
–¿Te estás riendo de mí?
–La verdad es que sí, completamente.
–No tienes vergüenza –negó Gabriel con la cabeza.
–¿Pero cuál es el problema? Te ofrezco el sueño de cualquier tío. Sexo sin complicaciones.
–Muy bien. Hagamos un trato. Acepto pasar la noche contigo si tú te comprometes a quedarte hasta mañana por la mañana. Quiero que, al menos, nos despertemos juntos.
–Gabriel, tú y yo ya no somos pareja. Nuestra relación terminó, ¿vale?
–Entonces ¿qué haces aquí?
–Nadie se mueve como tú –dijo ella sentándose sobre la cama.
–Lo sé y me encanta que te encante. Pero no quiero seguir con esto. Fuiste tú la que decidió abandonarme, fuiste tú la que me dejó destrozado mientras que lo único que yo hice fue quererte.
Lara se levantó, caminó hacia Gabriel, aún en la silla, y sentándose sobre él, le rodeó con los brazos. 
–Y yo también te quiero, sólo que no te amo. Eso terminó, pero aún puedes tener algo de mí. Otros no tienen esa suerte, rompen con sus parejas y no vuelven a verlas. Tú tienes la oportunidad de conservar lo mejor de la relación que tuvimos.
Gabriel suspiró con resignación.
–De acuerdo. Lo volveremos a hacer, pero ésta será la despedida.
–Siempre dices lo mismo.
–Esta vez es en serio.
–Como quieras –dijo ella bajando su mano por el vientre de Gabriel.
Entonces, él la detuvo sujetándole el brazo.
–Haremos lo que tú quieres –dijo–, pero lo haremos a mí manera.
Lara le miró sorprendida.
Gabriel la apartó de sí y se levantó de la silla, la cual colocó en el centro del dormitorio, justo enfrente de la cama.
–Siéntate -dijo.
Lara obedeció con una sonrisa suspicaz.
Gabriel se situó delante de ella. Lentamente se desabrochó el cinturón y, tirando de uno de sus extremos, se lo sacó del pantalón.
–Creo que esto me va a gustar –dijo ella con una sonrisa pícara.
–Todavía no sabes de qué va –dijo él caminando hasta colocarse detrás de Lara.
Antes de que ella pudiese reaccionar la rodeó con el cinturón y lo apretó todo lo que pudo.
–Seguro que me va a gustar –dijo ella inmovilizada en la silla.
–No lo creo –la contradijo Gabriel–. Esta vez no vas a obtener de mí lo que esperas. Siempre lo has hecho, supongo que siempre he estado completamente cegado por ti. Pero te lo he dicho, eso se acabó. Me ha llevado tiempo, pero ya no siento nada. Y voy a demostrártelo.
Gabriel se dirigió hacia la puerta, la abrió y unos pasos sonaron desde afuera hasta alcanzar el interior. Lara giró la cabeza para descubrir a una joven envuelta en una gabardina y subida a unos altos tacones.
–¿Es ella? –preguntó la joven.
–Ella es –respondió él.
–Buenas noches –saludó la joven a Lara.
¿Qué significa esto? –Lara empezaba a descubrir que realmente aquello no le gustaba–. ¿Quién es ésta?
–Va a ayudarme esta noche. Quiero que sientas un poquito de lo que he sentido yo durante todo este tiempo.
La joven de la gabardina se despojó de la misma, revelando su cuerpo casi desnudo, cubierto únicamente por la delicada ropa interior de encaje. La muchacha se sentó sobre la cama, enfrente de Lara.
–Te lo he dicho muchas veces –continuó hablando Gabriel–. Eres como el invierno. Contigo sólo se puede sentir calor cuando uno está dentro, pero una vez fuera lo más probable es que termine congelado. Y eso es lo que me ha ocurrido a mí. El frío, tu frío ya no me deja sentir.
Lara permaneció en silencio, escuchando las palabras de su ex novio y apretando los dientes. Gabriel continuó hablando mientras rodeaba la cama.
–Al principio fue duro, muy duro. No pienses que alguna vez disfruté viéndote hacer conmigo lo que querías, no creas que no lloré porque lo hice. Supongo que fue lo poco que me quedaba de orgullo lo que hizo que las lágrimas fuesen silenciosas y que me las tragase todas. Y todos los nombres cariñosos que me dedicabas cuando ya no me amabas ¿cómo crees que me hacían sentir? Como un idiota.  Pero incluso hasta eso dejó de hacerme daño. Es como cuando un niño crece a base de palizas. Termina aprendiendo a vivir con el dolor.
Gabriel se subió a la cama y, de rodillas, se colocó tras la joven, que seguía sentada frente a Lara.
–¿De verdad vas a tirártela delante de mí? –preguntó la joven sujeta a la silla.
–Eso es lo que tengo pensado hacer –respondió él.
–Yo nunca te hice nada parecido.
–¿Acaso crees que necesitaba verte revolcándote con todo el que lo has hecho para que me doliese? No, no fue necesario. Las imágenes estaban en mi mente. Tus manos acariciando sus pieles –dijo mientras recorría con sus manos los brazos de la joven–. Tus labios unidos a otros labios –dijo mientras la besaba en la boca–. Tu cuerpo frotándose a otros cuerpos –dijo abrazándola desde atrás.
–Vale, me hago una idea –dijo Lara con incomodidad.
–No. Todavía no –repuso él sin ningún tono específico en su voz.
La joven se subió por completo a la cama, colocándose también de rodillas mientras Gabriel la sujetaba desde atrás.
–Tus manos sintiendo sus corazones –continuó él mientras acariciaba los pechos de la joven–. Tú tomando el control de la situación –dijo inclinando a la joven hacia delante y dejándola a cuatro patas.
–Gabriel, no hace falta que sigas. Te entiendo, he sido una zorra. ¿Eras eso lo que querías oír? Pues ya está, ya lo he dicho. Ahora ¿puedes parar?
–Ahora soy yo el que manda –dijo él arrancándole la braguita a la joven de un tirón.
Lara quiso entonces apartar la mirada. Sin embargo, no lo hizo. Había algo en el que había sido su novio que la obligaba a seguir mirando. Mirando… Mirando… Mirando… Y miró cuando él se desabrochó el pantalón y allí mismo se abrió paso a través de la joven que dejó escapar un gemido ahogado.
Lara seguía atenta cada movimiento de Gabriel, cada embestida y él mantuvo su mirada clavada en ella. Cuando sus idas y venidas se hicieron más agitadas habló de nuevo.
–¿Sabes? –dijo entre jadeos–. Fui débil… muy débil, pero tú me has convertido en la persona más insensible que puedo ser… Ya no siento gran cosa por ti. Te lo di todo, ¿sabes?... y ya no me queda nada que ofrecerte.
Tras estas palabras, Gabriel soltó un prolongado gemido y se desplomó sobre la joven. Pocos segundos después levantó la mirada y la dirigió hacia Lara para descubrir que, sujeta a la silla, mostraba una amplia sonrisa de satisfacción. 

18 comentarios:

  1. ¡Qué bueno! Y tenías razón, el final es sorprendende. Después de todo, gana quien siempre ha ganado.

    Si me permites no un consejo, sino una opinión de cómo yo lo escribiría, tal y como avanza la escena el momento del sexo yo lo contaría de manera más explícita, al nivel de la crudeza de los personajes, sobre todo de Lara. Entraría en más detalles y hablaría de la cara de Gabriel y de Lara. Creo que encajaría muy bien y quedaría redondo, pero repito, es sólo una opinión; de ninguna manera una crítica a un relato muy bien llevado, sobre todo por el buen ritmo del diálogo.

    ¡Un saludo!

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    1. Gracias, Alex! Tienes toda la razón, al final gana quien siempre ha ganado.
      En cuanto a tu consejo, por supuesto, más que aceptado, he de decirte que el relato original era tal y como sugieres, bastante más explícito en sus imágenes sexuales. Finalmente decidí rebajar el tono porque, de momento, prefiero sugerir el sexo más que mostrarlo. Si lees alguna de mis novelas verás que es algo que resulta muy evidente. En la nueva el sexo está muy presente y, sin embargo, apenas hay escenas eróticas. Es más sexo oral que otra cosa. Eso sí, el sexo explícito como tema llegará algún día, estoy seguro.
      Ahora bien, si te apetece leer esa versión no censurada de "Indolencia" házmelo saber.

      Un saludo y gracias por pasarte!

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  2. Me mantuvo en total atención desde que comencé, me gusta y el final aunque la zorra de Lara sea sólo eso, así es el frío, el frío es simple de entender no hay calor, no hay sentimientos, me imaginé todo y la verdad que lo entiendo, entiendo a los personajes, saludos.

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    1. Me alegro de que te haya gustado. Tienes razón con respecto a Lara es una zorra y es fría, pero sí hay sentimientos. La sonrisa final es una pista.

      Saludos y gracias por comentar.

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  3. Está muy bien este relato, pero el final es tan sorprendente que no lo acabo de entender. No entiendo por que ella sonrie con satisfacción. Será que es una viciosa y le ha gustado ver al chico montándoselo con otra, no se, eso no me ha quedado muy claro.

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    1. Hola, Morneo.
      Pensé en esa sonrisa con una intención, pero la interpretación que tú le has dado también está bien. Puede que Lara sea una guarra (lo digo en el buen sentido, bendita la gente guarra) y que disfrute con el porno show que su chico le ha preparado.

      Un saludo!

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  4. Me pasa un poco como a Morneo, la sonrisa de ella, al final, da qué pensar. Está claro que ella no le ama pero, en ésta ocasión, no consiguió lo que fue a buscar... ¿O quizá siempre pretendió que su ex novio fuera con ella tan insensible como ella lo es con él, cree que lo ha conseguido y se siente triunfadora?

    En todo lo caso, el relato tiene buen ritmo, el diálogo es ágil, queda clara la absoluta indolencia de ella... Y la insensibilidad para con los sentimientos del chico.
    Un abrazo

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    1. ¿Qué tal, Nena? Venga, voy a explicar mi versión de los hechos. A pesar del título y de lo que Lara pretende mostrar, en el fondo es una romántica, muy a su modo, pero lo es. Ella todavía siente algo por Gabriel y aunque él trate de mostrar su indiferencia hacia ella tirándose a otra, al final Lara entiende que tomarse la molestia de montar semejante escena sólo puede significar una cosa, que él todavía siente algo por ella, de ahí la sonrisa.

      Me alegra que te haya gustado. Ahora sólo espero a poder pasarme por esa casa para saber si el edificio termina fagocitando a Estefanía.

      Un abrazo!

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    2. Entendido. Aunque yo le llamaría egocentrismo, mala gaita y alguna otra cosilla más, pero ¿romántica? en el sub-sub-subsuelo jajaja Porque ¿para qué quiera que él sienta algo por ella si no es recíproco? ¿O sí? Curiosa forma de demostrarlo, en todo caso.
      Mañana sabrás si la casa fagocita o no a Estefania, te lo prometo.
      Un abrazo

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  5. Evidentemente, Lara esconde, tras de esa máscara que lleva como rostro, las mil y una caras. Y una se destaca por sobre las demás: es una gran hij@ de p#t@ (perdón por la expresión, Mr. M). Así interpreté yo ese enigmático final.
    Como ya lo han comentado, la construcción de los diálogos es excelente, muy ágil, lo que logra que la lectura fluya en la mente del lector y avancemos con ganas de saber cómo concluirá la historia.
    Muy bueno, Mr. M.
    ¡Saludos!

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    1. Jajaja, me gusta tu interpretación. Simple, clara y sencilla. La verdad sobre Lara, según mi punto de vista, es la que le he explicado a Nena. Sonríe porque sabe que si Gabriel está tratando de hacerle daño es porque todavía siente algo por ella.
      Celebro que hayas disfrutado la historia y, como no, te agradezco que una vez más te pases por aquí, siempre fiel en cada una de las entradas.

      Un abrazo, Juan.

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  6. No hay nada que hacer, una zorra siempre será una zorra, y un pelotudo siempre va a ser un pelotudo.
    Gran historia, Mr..
    Saludos.

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    1. Bueno, pues por aclamación popular nombramos a Lara zorra oficial de "El Blog de Mr. M". Tal vez su premio sea protagonizar otro relato.

      Gracias por el comentario, Raúl, me alegra encontrarte por aquí de nuevo.

      Un abrazo!

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    2. Hombre, que dejé comentarios en relatos anteriores, siempre estoy. Sigo en deuda con Carnaval :P

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  7. Muchas gracias por compartir tu literatura de forma tan generosa en la blogosfera.
    Eres un crack!!! :)

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  8. ¡Dios mío, que se pare el mundo que quiero disfrutar del momento! Que alguien como tú, uno de los reyes de Amazon, me diga algo así me ha dejado una sonrisilla bobalicona en el careto que me durará varias horas. Mi cara de gilipollas ahora mismo no tiene precio. Muchas gracias por el comentario. Y sí, lo acepto, soy un crack, pero tú eres EL CRACK.

    Un abrazo!

    P.D. Si te sigues pasando por aquí te seguiré recibiendo igual de bien. XD

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    1. Jajaja!!! Creo que te pasas un montón. Un placer pasearme por aquí, y ser tan bien recibido.
      Abrazos, amigo :D

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    2. ¿Que me paso? ¿Pero tú has leído alguno de tus libros?

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