Antes de nada, desearos un
buen comienzo de semana, la última de este mes de abril. Atrás dejamos días de
sol y lluvia, días de mucho trabajo en lo personal, el día de mi cumpleaños y
la Semana Santa, esa fecha tan especial en la que Jesús murió por nosotros en
la cruz, pagando por nuestros pecados y tratando de convertir el estercolero
que era el mundo en algo mejor. Vistos los resultados, bien se podría haber
ahorrado tal padecimiento y haberse consagrado a la noche loca, las drogas, el
sexo y el rock ‘n roll. El mundo seguiría siendo la misma ponzoña y él habría
disfrutado un poco más de la vida. No obstante, sigue siendo uno de mis ídolos.
Pero centrémonos en la Semana
Santa, aunque desde otro punto de vista, el de una asesina implacable que, a
diferencia de la mayoría de los mortales, no aprovechará una fecha tan especial
para irse de procesión o hacer una escapadita a la playa. Ella no, ella tiene
un implacable plan fatal a desarrollar en los días santos.
Esta es la base sobre la que
se asienta la historia que hoy os traigo, “Muerte sin Resurrección” de Roberto Martínez Guzmán.
Todo comienza un domingo de
Ramos, con una mujer que, amparándose en el secreto de confesión, hace
partícipe a un sacerdote de sus intenciones más inmediatas, un plan que lleva
tejiendo durante años y que llevará a la práctica durante la próxima Semana
Santa. Siete días y siete víctimas, una por jornada.
Y así lo hace, dejando como
única pista una pelota de golf junto a cada uno de los cadáveres. Esto es, en
principio, lo poco con lo que la policía cuenta para investigar los asesinatos
y será Eva Santiago, la inspectora encargada del caso, quien tenga que echar mano
de todos
sus recursos para llegar al fondo del enigma y detener a la asesina de
la pelota de golf antes de que llegue a consumar sus planes en su totalidad.
El arranque de la novela es,
como poco, absorbente y con unas pocas páginas leídas, uno ya no puede
soltarlo. Y es que Roberto Martínez
Guzmán ha conseguido una novela vibrante, vertiginosa y violenta a partes
iguales, sin que en ningún momento la acción decaiga. Todo ello lo logra con
una narración dinámica y muy eficaz, con unos personajes que, presentados de
forma magistral, nos introducen en su vida cotidiana hasta llegar a su trágico
final y con una dosificación del misterio y la tensión que siempre nos hace
leer un capítulo más cuando llevamos rato pensando que sería buena hora para
ponerse a dormir. Y cuando por fin decides cerrar los ojos hasta el día
siguiente, sucede que no puedes sacarte ciertas escenas de la cabeza. Valga
como ejemplo el atroz asesinato de un pobre incauto en su propia empresa o la tensa
situación con un niño de por medio.
Cabe destacar la sencillez del
lenguaje, sacrificados aquí los adornos lingüísticos en pos de una historia
narrada centrándose en la acción y los diálogos, una buena forma de saltar a la
yugular del lector.
Como he dicho, los personajes
son una parte esencial de “Muerte sin Resurrección”. Empezamos por Emma. Desde
el principio sabemos que ella es la asesina, pero no por ello la historia se
resiente. Al contrario, lo único que uno hace es devorar páginas y más páginas
tratando de averiguar cuáles son los motivos que la empujan a actuar del modo
en que lo hace. Tal vez sea este el único punto negativo que le he encontrado a
la novela y es que el personaje de Emma es tan sumamente enigmático y sublime
que, por lo menos a mí, me hubiese gustado profundizar un poco más en sus
sentimientos y en los recovecos de su mente. También hay que destacar a la otra
protagonista de la historia, Eva Santiago, la inspectora que trata de poner fin
al reguero de sangre que la asesina
de la pelota de golf va dejando a su paso.
Y lo cierto es que Eva Santiago está muy
bien. Es mujer, no está traumada, no tiene problemas con el alcohol ni las
drogas y está felizmente casada. Nada que ver con la imagen estereotipada de lo
que vienen siendo los detectives en este tipo de novelas. El resto de
personajes, víctimas mayormente, están muy bien conseguidos en unos retratos
del todo realistas que nos acercan a algunos de los pájaros más chungos y
cutres de nuestra sociedad. Solamente por dos de ellos llegué a sentir cierta lástima,
pero durante la mayor parte de la novela mis simpatías han estado de parte de
Emma.
Otro punto que me ha gustado
mucho ha sido la decisión del autor de situar la historia en Galicia, que no
todo va a ser Nueva York, Londres, Suecia, Barcelona o Madrid (y digo esto
siendo consciente de que Madrid es el escenario de mi última novela). Y es que
Galicia, como tantas otras regiones de España, no tiene porque limitarse a ser
el entorno de historias costumbristas al uso, también puede ser el emplazamiento
ideal para narraciones molonas como ésta.
En definitiva, “Muerte sin
Resurrección” es una muy buena novela cargada de intriga y algo de mala leche
que hará que nos olvidemos de cenar y Roberto
Martínez Guzmán un estupendo autor al que habrá que seguirle la pista
porque, si esto es lo que ha hecho en su debut, no quiero imaginar hasta dónde
puede llegar con futuras publicaciones.
TÍTULO: Muerte sin Resurrección
AUTOR: Roberto Martínez Guzmán
PÁGINAS: 260
FORMATO: Ebook/Papel
PRECIO: 3.79 €/12.90 €
Por fin una recomendación tuya que ya me había leído. Doy fe, es brutal. Diferente a tu alocado estilo, pero igualmente genial.
ResponderEliminarSí que es genial, a mí me tuvo pegado al libro hasta que lo terminé.
EliminarUn saludo.
Pues la verdad es que tiene muy buena pinta y que esté ambientada en mi tierra (nací en Galicia, aunque no vivo allí) me encanta-
ResponderEliminarUn abrazo
Así que gallegiña. Yo no soy de allí, pero mi apellido sí. Empieza por M, como mi nombre. Y la novela está a la altura de la pinta que tiene. Si tienes ocasión, hazte con ella.
EliminarUn abrazo, Nena!
Muy buena reseña, Mr. M. Agendada novela y autor.
ResponderEliminar¡Saludos!
Te lo recomiendo especialmente porque, conociéndote, sé que te va a gustar.
EliminarUn saludo!
¡¡Brillante recomendación, muchísimas Gracias!!
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